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Política

Panorama provincial 

“Es la seguridad, estúpido”

“Es la seguridad, estúpido”
Mauro Aguilar

Pullaro teje su gestión entre la inseguridad y la economía. Cómo se gestó la tregua entre Pullaro y Bullric

James Carville, estratega de campaña del ex presidente norteamericano Bill Clinton, alcanzó cierto renombre internacional con una frase que acuñó y que ha tenido utilizaciones de las más variadas. En la oficina del por entonces candidato colocó un cartel para que no se olvidaran tres consignas. Una de ellas, la que atravesó las oficinas demócratas y que con los años se volvió viral, decía: “Es la economía, estúpido”. La máxima buscaba sacudir a los colaboradores de Clinton para que trabajen en acciones que lograran seducir al votante con bolsillos postergados.  

Si Carville hubiese trabajado en las pujas electorales santafesinas seguramente transformaría su consigna retirando la palabra “economía” y reemplazándola por “seguridad”. Algo de eso pensaron los asesores de Omar Perotti cuando le sugirieron la utilización de aquel “La paz y el orden” como bandera. Quedaron jirones de ella cuando el rafaelino finalizó, en diciembre pasado, su gestión descafeinada. Los ciudadanos se lo hicieron saber en las urnas, provocándole al peronismo la mayor derrota en el territorio provincial desde el retorno de la democracia. 

A Maximiliano Pullaro le espanta pensar en la idea de que algo parecido le suceda. No sólo no piensa en traspiés electorales estrepitosos como los que sufrió Perotti. Por el contrario, sueña con proyectar su figura al plano nacional. Sabe que si logra moderar la violencia urbana, una bestia desbocada y sangrienta, su gestión será ponderada en otras regiones. Rosario es, mal que le pese a sus habitantes, un símbolo de inseguridad. Cambiar eso sería un logro mayúsculo. 

Para Pullaro es una prioridad de gestión. A tal punto, que este viernes se bajó de la reunión que el presidente Javier Milei convocó para comenzar a discutir el mentado Pacto de Mayo. Pullaro no lo dudó mucho y ordenó que su vicegobernadora, Gisela Scaglia, asista en representación de Santa Fe al convite de la Casa Rosada. 

El radical permaneció en Rosario y por momentos rememoró sus viejas épocas como ministro de Seguridad provincial, incluso diagramando él mismo algunos operativos policiales. El jueves, mientras disparaban contra un chofer de colectivos y atentaban contra una comisaría, convocó a una reunión de urgencia en la sede de la Central de Información Criminal Operativa (OJO). 

Sentó en una mesa al intendente Pablo Javkin, a las fiscales María Cecilia Vranicich y María Eugenia Iribarren. Pero, además, involucró a dos santafesinos que juegan en bandos opuestos del PRO y que tienen cargos nacionales: Federico Angelini, subsecretario de Intervención Federal, y Germán Pugnaloni, director nacional de Prevención del Delito.

Angelini es un hombre que responde a la ministra Patricia Bullrich. Su presencia en esa mesa deja un mensaje de cierta concordia. Pullaro y la ex candidata presidencial, que en los últimos tiempos tuvieron roces por el manejo de la seguridad, decidieron darse una tregua. No los unió el amor, sino el espanto que vive Rosario. 

Los dos tienen claro que nadie ganará –muy por el contrario todos serán señalados como responsables– si las mafias siguen sembrando el miedo y, como sucedió esta semana, logran detener el normal funcionamiento de una ciudad.  

Diálogos al máximo nivel con la Rosada

Ese mismo jueves el teléfono de Pullaro estuvo al rojo vivo. El gobernador habló, entre otros, con tres ministros nacionales de primera línea. A pesar de las diferencias que tuvo en las últimas semanas con la gestión de Javier Milei por la resistencia que mostró para apoyar con los ojos cerrados las leyes solicitadas por el presidente, los diálogos fueron fructíferos. 

Del otro lado de la línea comprendieron la realidad desesperante que vive la ciudad más poblada de la provincia. 

El gobernador consiguió la promesa de reforzar la seguridad con más agentes federales, algo que Bullrich confirmó públicamente horas más tarde. En los últimos tiempos hubo versiones cruzadas, desde Nación y Provincia, con ese tema. Desde Santa Fe juran que se retiraron tropas por la dureza de Pullaro para apoyar los pedidos libertarios. En el Gobierno de Milei juran que no tocaron a ningún agente. Difícil precisar el dato cuando todos se inclinan por ocultar los números. 

Cuántos agentes llegarán luego de que Rosario sufriera el homicidio con sello mafioso de dos taxistas, el ataque a una seccional y a un chofer de colectivos, es algo que nadie quiere confirmar. Una fuente muy cercana a Pullaro aseguró a Punto biz que será una cantidad que permitirá hacer bien visible el patrullaje en las calles. Se verá. 

Bullrich activó el viernes un Comité de Crisis para Rosario –tras un pedido formal por nota de Pullaro– y hasta se atrevió a marcar que, además del aporte de más agentes federales, sumará el respaldo operativo y logístico de las Fuerzas Armadas.  

Pullaro, que sueña con moderar los índices de inseguridad, sabe que la carrera es larga. Recela, incluso, del estilo de Bullrich, más afecta a promocionar sus acciones con cierta pompa. La ministra ofreció la semana pasada una conferencia en la que se vanaglorió por el éxito que muestra el Plan Bandera. Se atrevió a marcar que entre enero de 2023 y el mismo mes de este año hubo una baja en los homicidios del 57%. El dato es real, pero es apenas una foto parcial, mínima. Los hechos en Rosario parecieron abofetear rápidamente el optimismo de la ministra. Pullaro no participó de aquella conferencia. Cree que no es tiempo de exponer ningún logro, aún aquellos que son constatables. Cada muerte puede desmoronar lo que se diga. 

Pullaro teje su gestión entre la inseguridad y la economía. La puja con el Gobierno nacional está abierta, más allá de la pausa que se puso frente a los ataques y las muertes. El gobernador celebró la convocatoria al diálogo de Milei y hasta apoyó un posible pacto con los gobernadores, aunque aclaró que no cambia su defensa de la industria y el campo local. Es una advertencia a los libertarios. También se verá cómo navega en esas aguas. Dinero no le sobra. Dolores de cabeza, sí. Por caso, su gestión no logra encontrar por el momento un cauce para resolver el conflicto con los docentes, provocado una vez más por una puja salarial. 

Esta semana, antes de que se desatara la crisis por los atentados y los homicidios, el gobernador tuvo tiempo de recibir al expresidente Mauricio Macri. Otra vez, como sucedió con Horacio Rodríguez Larreta, se trató de un encuentro con conveniencias para todos. Pullaro se planta como una referencia nacional. Macri se muestra con un gobernador de los más importantes para darle más hondura a un espacio propio con el que sueña terciar –luego de asegurarse su retorno a la presidencia del PRO– en el rumbo que Milei le imprima a su Gobierno. El expresidente cree que lo van a necesitar. Eso es lo que proyecta. Aunque planificar, en Argentina, sea una tarea cada vez más compleja. Casi un arte emparentado con la ciencia ficción.

 

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