Despunta un entretejido para avanzar con la reforma constitucional 

Aun con sus diferencias ideológicas, lo intentaron con denuedo Carlos Reutemann y Hermes Binner. Avanzaron, con lentitud o con la certeza de un respaldo más holgado, Jorge Obeid y Miguel Lifschitz, por citar apenas algunos ejemplos. La reforma de la Constitución santafesina –modificada por última vez en 1962– sigue, sin embargo, descansando en un cajón. O en varios, si se tienen en cuenta los distintos proyectos que circulan por las oficinas del Poder Legislativo y en distintos despachos del Poder Ejecutivo. 

El tema empieza a ser, otra vez, parte de los mentideros de la política. El gobernador Maximiliano Pullaro calla, pero a su alrededor ya avanzan para empujar una reforma. Algunas espadas dentro del frente oficialista levantaron en los últimos días el perfil a ese asunto. Quizás por las experiencias pasadas hay un tema que deberán mantener a un lado, al que traerán al debate en el momento en que estén reunidas las voluntades y una serie de consensos necesarios para avanzar: la posibilidad de reelección para el mandatario provincial. 

Santa Fe es uno de los pocos distritos, junto a Mendoza, donde el gobernador puede aspirar a un solo mandato. Catamarca, Formosa y Santa Cruz, en cambio, permiten reelecciones indefinidas de su máxima autoridad provincial. 

Mendoza es un ejemplo de alternancia: desde el retorno de la democracia peronistas y radicales se han repartido el poder en forma equitativa. En Santa Fe, quizás, el ida y vuelta no fue tan fluido: a los seis períodos consecutivos del peronismo le siguieron otros tres del socialismo. En todo caso, la provincia está en las antípodas de Formosa, donde Gildo Insfrán manda desde 1995 en forma ininterrumpida. 

Peronistas, radicales y socialistas concluyen que ninguno de los extremos representa el ideal: ni reelección indefinida ni reelección vedada. Ni una cosa ni la otra. Acuerdan en que Santa Fe debería alinearse, como la mayoría de los distritos, en la misma fórmula de las presidenciales: dos períodos como máximo. La discusión, sin embargo, siempre fue otra: habilitar o no la reelección del gobernador que está en funciones. Todos los que lo intentaron tropezaron con una negativa. ¿Logrará Pullaro quebrar esa barrera?

La fuerza legislativa de Unidos y ¿el respaldo de los opositores?  

Si hay una espada con la que Pullaro ha logrado generar una sintonía fina es Clara García, tiitular en Diputados y su estratega para negociar las leyes que el gobernador ha ido requiriendo desde el inicio de su gestión. No fue poco lo que ha logrado, especialmente en materia de seguridad y justicia. 

La dirigente socialista es una de las que ya ha comenzado a agitar la necesidad de una reforma constitucional. No fue la única: Pablo Farías o el poderoso senador y aliado de Pullaro, el radical Felipe Michlig, se han expresado en la misma dirección. Hábil, García propone empezar la discusión tratando los puntos en los que puede encontrarse un rápido consenso entre las distintas fuerzas. 

“Es importante poner el carro a andar iniciando la discusión desde el punto en que las distintas fuerzas lo dejamos en 2022”, proponen desde el oficialismo. La idea no es entonces empezar de cero. “Hay puntos que no merecen ni siquiera una discusión, en los que hay acuerdo”, aceptan desde el peronismo. 

Hay un elemento que entusiasma en Unidos: en la inmensa mayoría de los avances legislativos logrados desde diciembre a la fecha ni siquiera necesitaron los 28 votos propios con los que cuenta el oficialismo en diputados. Muchos en la oposición acompañaron los pedidos de Pullaro. Ahí se advierte una combinación de habilidad negociadora y el lógico peso que tiene una gestión avalada por una avalancha de votos. 

Una reforma constitucional requiere, sin embargo, de un consenso amplio. No podría empujarse si no existen concordancias profundas. No es cuestión sólo de imponer la mayoría que el oficialismo tiene hoy en ambas Cámaras. Hay que tejer y sumar.  

El socialismo, el Movimiento Evita y hasta los celestes de Una Nueva Oportunidad (UNO) ya ingresaron este año sus propios proyectos. Se debería ahora avanzar para encontrar un resumen, un texto común, y luego discutir la ley que habilita la reforma y la elección de los constituyentes. Habrá que definir, también, un espacio para la participación ciudadana. Los más optimistas creen que el tema podría comenzar a tratarse formalmente antes de fin de año. ¿Lo permitirá la coyuntura?

Por el momento, Pullaro calla. En el discurso de apertura de las sesiones ordinarias evitó cualquier mención al tema. Prefirió hablar de herencias pesadas y de proyectos futuros. Cerca del gobernador tienen claro que no es momento para que él se exponga empujando ese tipo de iniciativas. La compleja realidad, agitada a diario por la inseguridad o la economía, ocupan su tiempo. Al menos eso es lo que se preocupa en mostrar frente a la ciudadanía. Son otros los que deben involucrarse en esa ingeniería. Exponerse, aun cuando para la gente se trate de un tema secundario. Altisonantes o con perfil bajo, son varios los dirigentes que comenzaron a hacerlo.